LA JORNADA (Mexic)
Editorial / El Estado español contra Cataluña
mar, 30 sep 2014 08:13
El
gobierno que encabeza Mariano Rajoy cumplió ayer su amenaza de activar
al Tribunal Constitucional en contra de la consulta que las autoridades
de Barcelona tienen previsto realizar el próximo 9 de noviembre para
preguntar a la sociedad si desea la soberanía con respecto al Estado
español. Con una rapidez que da cuenta de su supeditación al Ejecutivo,
el tribunal admitió los recursos enviados por La Moncloa contra las
disposiciones que fundamentarían el ejercicio democrático –la Ley de
Consultas, aprobada por el parlamento catalán, y el decreto de la
Generalitat que convoca al plebiscito sobre el futuro político de la aún
comunidad autonómica– y ordenó un compás de espera de cinco meses, con
lo que sienta las bases para una confrontación abierta entre Madrid y
Barcelona.
Más allá de la ya mencionada sumisión del
Constitucional al gobierno de Rajoy, el fallo clausura las vías legales
para el desarrollo del soberanismo catalán y deja a esa causa en el
laberinto construido por la clase política madrileña para frustrar
cualquier perspectiva de secesión catalana: citado a la letra, uno de
los argumentos de La Moncloa señala que el decreto para la consulta
tiene por finalidad exclusiva “convocar un referendo que tiene por
objeto que el pueblo de Cataluña se pronuncie sobre si quiere que
Cataluña sea un Estado independiente, y este objeto es
inconstitucional”.
Por otra parte, Rajoy ha declarado que la Generalitat
y el Parlament se atribuyen, al llamar a las urnas, facultades
“exclusivas del Estado español”, poderes que, evidentemente, su gobierno
no está dispuesto a ejercer para permitir que los catalanes se
manifiesten en torno a su futuro político.
Acaso sin proponérselo, el gobierno de Madrid ha
puesto en evidencia el carácter antidemocrático de la Constitución
vigente y del Estado español, y ha contrastado la intolerancia y la
cerrazón propias con la muestra de civismo brindada hace unos días en
Escocia, donde la sociedad pudo recurrir a las urnas sin cortapisas para
decidir en ellas su independencia o su permanencia en el Reino Unido.
Asimismo, La Moncloa exhibió su rostro autocrático y
contrario a derechos colectivos básicos, como es el de los pueblos a la
autodeterminación, y se colocó ante el repudio de una de las
nacionalidades más dinámicas y sólidas de la península ibérica. No es
una buena perspectiva para el gobierno español, especialmente si se
considera que Rajoy viene de perder una partida fundamental ante la
sociedad: apenas la semana pasada, la administración del Partido Popular
hubo de renunciar a su empecinamiento de limitar el derecho de las
españolas a interrumpir el embarazo y se vio obligado a sacrificar a su
ministro de Justicia, Alberto Ruiz Gallardón, impulsor principal de una
reforma cavernaria y regresiva en materia de aborto.
Más grave aún, la relación institucional entre Madrid
y Barcelona ha sido colocada en un callejón sin salida en el que todos
pierden, tanto si el gobierno catalán sigue adelante con su decisión de
realizar en rebeldía la consulta del 9 de noviembre, como si desiste,
por el momento, de llevarla a cabo. El primer escenario conllevaría un
abierto rompimiento entre el poder local y el nacional, y el segundo
sería visto por el conjunto de los catalanes como una imposición
autoritaria. La moneda está en el aire.
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada